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domingo, 16 de julio de 2017

¿CÓMO PUEDE SER TU PIROPO?

LOS PIROPOS

El piropo, requiebro, lisonja, alabanza, galantería, madrigal o flor, murió, hace ya bastante tiempo en toda Venezuela. Nadie piropea. Quien lo hace, es calificado de boborote. O de otra cosa denigrante, que tiene que ver con la hombría. Con la masculinidad.

¿Para qué vamos a perder tiempo en esa tontería? Es la pregunta colectiva de la actual juventud.

El requiebro aquél, inofensivo y superficial, de ingenio en la expresión, ha sido retirado del uso. Claro está, que como todo en la vida, todavía se dan y se oyen expresiones. Sobre todo en los hombres de la tercera y ya entrada en la cuarta edad o con muchas canas y kilos. 

Sin embargos unos y otros, los muy mayores edad y los de intermedio, incurren generalmente en grosería.
“¡Esos pechos están como para volverme a criar!”

Y de vez en cuando el zulianísimo o el que muchas veces hemos escuchado, incluido hasta en los chistes de gaitas.
“¡Muchacha! ¡Te estáis pudriendo de buena!”

También, en antaño, existía un llamado piropo mudo. Cuando pasaba una mujer tipo Salvaje, un Monumento, muy Tentadora. No se le decía nada. La seguía la mirada hasta que la mujeraza se perdía de vista. 
  
Así como se afirma que una fotografía vale más que mil palabras, aquellas miradas, fijas, sin pestañar, dejaban rastros superiores, decenas de miles, a lo que pudo haberse expresado oralmente.

El requiebro de la mímica, era variante. Sugestivo. Se describían una serie de gestos: un encogimiento de hombros; elevar ojos y brazos al cielo; imitar los lances de los toreros; la mano izquierda en la cintura y en la derecha simulando una muleta, para el pase del toro, plasmado en realidad en una fémina muy bien desarrollada.

Se presentó un buen día otro piropo sin palabras, aunque salido de la boca. Era un silbido. El “fui-fuiooo” que era más comunicador. La expresión de todo lo que se quisiera decir. Y que ha perdurado en el tiempo, pues en oportunidades todavía se escucha.

Se ha dicho que el piropo es una creación francesa. Por la frivolidad, finura y arte amatorio de los nacidos en tierras galas. Y que la buena propaganda de ellos mismo se encargo de difundirlo por todo el mundo.

Sin embargo tales aseveraciones no son del todo ciertas, porque el piropo tiene otro origen, y es eminentemente español. Como El Quijote, las corridas de toros, las mantillas, el abanico y las malas palabras. Todo eso lo trajeron los conquistadores.

Cuentan que nuestros abuelos, con sombreros y pajillas en sus cabezas, cuando pasaba una muchacha con la gracia que Dios tuvo a bien regalarle, en demasía, se descubrían con heroica dignidad. Y hasta se creían un poco pecadores al decir:
-       ¡Que Dios te bendiga, hija mía!

Los poetas, porque en las primeras décadas del siglo pasado abundaban como arroz, estaban en todas partes. Había médicos poetas, abogados poetas, ingenieros poetas, sacerdotes poetas, obreros poetas. Y era frecuente piropear con frases melosas, alegóricas, abundante en metáfora. Por ejemplo.
“¡Bendita sea la semilla de donde salió el árbol, de donde sacaron la madera, para hacer el mango del martillo, con el que clavaron las maderas de la cuna que meció la mano, de quien tuvo la fortuna de traerte a este mundo!”

Una cosa es cierta: toda mujer agradece un piropo. Aunque ni siquiera sonría. Lo acepta la jovencita porque está consciente de estar bien estructurada por los cuatro costados. También la ya señora, que mientras camina, va dejando los últimos pétalos de la ya pasada juventud.

El piropo era, en suma, un aliciente de los desocupados. De los jóvenes que trabajaban en las compañías petroleras, quienes a partir de las cuatro de la tarde, inmediatamente se trasladaban a la “esquina del pecado”. Así la llamaban las señoras de antes.

En Caracas, la esquina de Gradillas. Y, en Maracaibo la convergencia de las calles Ciencias y Colón. Frente al recordado negocio R. J. Villasmil. A esa turba de piropeadores se plegaban los estudiantes del antiguo Colegio Federal de Varones, sede de la Universidad del Zulia.

Y quedaron prendidos en el recuerdo piropos que pueden ser útiles en los actuales momentos.

¡Adiós rival de mi soltería!
¡Con lo que tú tienes, te alcanza y te sobra!
¡No me mires, que no tengo seguro contra incendio!
¡No sé donde estoy cuando tú no estás!
¡Flaca dame un hueso para hacer un llavero!
¡Suegra vaya con Dios, que yo voy con su hija!

Indiscutiblemente podemos decir, que el piropo, es la forma más sencilla de expresar rápidamente, lo que pensamos al ver pasar a una dama agraciada, delante de nuestros ojos.

FUENTES:
Libro: Pinceladas Costumbristas.
Autor: Alberto Toledo Silva.

Piropos Populares Venezolanos.


















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