LA
PLAZA BOLÍVAR DE MARACAIBO.
Antiguamente fue llamada
Plaza Mayor. En época de la colonia se le llamó Plaza de San Sebastián, nombre
del santo patrono de la Ciudad. Posteriormente se le llamó el Jardín. A partir
de 182, cuando fue construido en el centro de la plaza un monumento en forma de
pirámide, en honor de los mártires de La Escuela de Cristo, el pueblo la llamó
Plaza de la Pirámide.
En 1867, siendo el
presidente del Zulia el general Jorge Sutherland se demolió la pirámide y en su
lugar se instaló la primera estatua que se erigió al Libertador Simón Bolívar
en una plaza pública en nuestro país. Lamentablemente esta estatua fue
removida, debido a que en opinión de la gente no guardaba ningún parecido con
el Libertador.
En 1873, el General Venancio
Pulgar, quien gobernara el estado Zulia para esa fecha, ordenó la construcción
de una nueva plaza, con el asesoramiento artístico del famoso pintor zuliano
don Carmelo Fernández, quien fue comisionado por Venancio Pulgar para viajar a
Europa y escoger un modelo de plaza moderno. La plaza que se construyó tenía
ocho avenidas y 4 fuentes; le rodeaba una verja de hierro y era iluminada por
106 faroles de kerosene. Fue inaugurada el 6 de diciembre de 1873 con el nombre
de Plaza de la Concordia.
El General Pulgar gozaba
para este momento de una gran popularidad, pero sólo tres meses después de la
inauguración de la plaza tuvo que huir hacía Caracas por razones políticas en
su goleta “Virginia”. El pueblo se amotinó y le lanzó “mueras” a Venancio. Como
no pudieron impedir su salida de la ciudad, se fueron hasta la plaza para
demoler a martillazo la placa, donde se mencionaba a Venancio Pulgar como su
constructor.
El artista Carmelo
Fernández, quien vivía cerca, se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, se
enfrentó a la multitud y les grito: ¡Señores, no es necesario que usen el
martillo o la barra, ya les voy a quitar el letrero! Sacó un destornillador y
desprendió las letras. Y les explicó “Yo lo hice construir así porque sabía que
en cualquier momento podía ocurrir esto”.
Maracaibo permaneció más de
treinta años sin una estatua de Bolívar en su plaza principal.
Finalmente, en 1904, siendo
presidente del Zulia el Dr. Jesús Muñoz Tébar, se colocó en el centro de la
plaza una nueva estatua del Libertador, la que actualmente tenemos, la cual fue
cincelada por Eloy Palacios y quedó instalada el 24 de julio de 1904, e
inaugurada el primero de enero de 1905, hecho que consagró definitivamente este
parque como la Plaza Bolívar de
Maracaibo.
EL
ZULIA, 1º EN VENEZUELA.
Maracaibo fue la primera
ciudad en contar con un servicio de correo en Venezuela. Este existe desde
1751.
También es la ciudad que
cuenta hoy con el hospital en funcionamiento más antiguo del país, el cual fue
fundado en 1608 por los esposos don Francisco Ortiz y doña Inés del Basto. Ha
tenido varios nombres. El primero fue Hospital de Santa Ana, luego se llamó
hospital de Caridad, después Casa de la Beneficencia y, por último Hospital
Central Dr. Urquinaona.
En 1810 nace un zuliano,
escritor, poeta y el más sólido pilar de nuestra historia literaria, don Rafael
María Baralt. Tuvo un relieve tal, que fue el único extranjero que ocupó un
sillón de número en la Academia Real de la Lengua Española, sitio que había
dejado vacante el gran Donoso Cortés.
Maracaibo fue la primera
ciudad de Venezuela donde se erigió una estatua en una plaza pública a nuestro
Libertador Simón Bolívar. Fue en el año de 1867, siendo presidente del estado
Zulia el general Jorge Sutherland.
En 1874, el eminente médico
Francisco Eugenio Bustamante, tercer Rector de la Universidad del Zulia, se
constituye en el fundador de la cirugía abdominal en Venezuela, al practicar en
Maracaibo, la primera ovariotomía. En su honor, una calle de nuestra ciudad
lleva su nombre.
Igualmente fue nuestra
ciudad la primera en contar con un banco. Su acta de constitución fue de fecha
20 de julio de 1882 con el nombre de Banco de Maracaibo. Su capital social era
de Bs. 160.000,00, aportados en 320 acciones de 500.
El 24 de octubre de 1888, en
el Centenario del Natalicio del General Rafael Urdaneta, se inauguró en
Maracaibo el alumbrado eléctrico, primero en su clase en Venezuela. La primera
compañía se llamó The Maracaibo Electric Light Co. El servicio doméstico
constaba de 3.200 lámparas incandescentes. El primer gerente fue el Sr. Jaime
Carrillo.
Un mes después de la
fundación de la Universidad del Zulia, en 1891, vuelve Maracaibo a ser la
primera ciudad de Venezuela en contar con el servicio telefónico. Se instalaron
275 aparatos entre los primeros cuatrocientos suscriptores que solicitaron el
servicio. La tarifa mensual era de Bs. 16
El 28 de enero de 1897, los
hermanos Manuel y Guillermo Trujillo Durán, efectúan en el Teatro Baralt de
Maracaibo las primeras proyecciones cinematográficas de Venezuela y
posiblemente de Latinoamérica.
En 1962 se inaugura el
Puente general Rafael Urdaneta sobre el lago de Maracaibo. Para esa fecha era
la obra de construcción pretensada más grande de Venezuela y del mundo, con una
longitud de 8.678 mts. El proyecto original tenía una vía férrea central y dos
vías para circulación de vehículos, con dos canales y un hombrillo cada una.
Por razones presupuestaria se eliminó la vía férrea y los hombrillos de las
vías para vehículos automotores.
Maracaibo fue la ciudad
donde se realizó la primera operación de trasplante de riñones en Venezuela.
Dicha operación fue realizada por un equipo de médicos dirigido por el
destacado cirujano Dr. Bernardo rodríguez Iturbe en el Hospital Universitario
de Maracaibo. Con motivo de este acontecimiento la ciudad fue declarada
“Capital Científica de Venezuela”.
En materia deportiva,
Maracaibo tiene el honor de contar entre sus hijos, a uno de los mejores Short
stop que ha actuado en las grandes ligas del beisbol y el único venezolano que
figura en el Salón de la Fama de Cooperstown en los estados Unidos: Luís
Aparicio Montiel. Éste a su vez, hijo del mejor Short stop que tuvo Venezuela
en la primera mitad del siglo XX: Luís Aparicio Ortega “el Grande de Maracaibo.
FUENTE:
Libro: El
Maracaibo de siempre / Crónicas y vivencias
Autor: Guillermo
A. Bustamante Flores
Publicar un comentario