¡VIRGEN
DE CHIQUINQUIRÁ, Madre y Reina de los zulianos!
La Iglesia señala que la Virgen María se ha presentado
directamente antes los hombres en diferentes países del mundo con el fin de
ejercer su misión de protectora, y que al aparecerse habla a cada pueblo para
confirmar el mensaje de salvación de Cristo y resalta algún aspecto de los
misterios y creencia de la fe católica.
A estas presencias se le llama advocaciones. La Virgen
María es una sola, aunque sus apariciones han sido muchas, llámese Virgen del
Rosario, del Carmen, de Coromoto, del valle o Inmaculada Concepción.
Nuestra Señora del Rosario
de Chiquinquirá es una de las advocaciones con que se venera a la Virgen María
en el catolicismo. Es la Patrona de Colombia, y ya han transcurrido 308 años
desde su aparición en aguas del lago de Maracaibo, por lo que los zulianos la
han convertido en su Madre y Reina.
En Colombia, su imagen
aparece vívida en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá; a
donde acuden miles de peregrinos, no solo el día de su fiesta patronal el 9 de
julio, sino todos los domingos, cuando se celebran las misas, seguidas de entusiastas
procesiones. El 3 de julio de 1986 el Papa Juan Pablo II visitó el santuario y
oró por la paz de Colombia a los pies de la Virgen María. El 9 de julio de 1999
el lienzo visitó la ciudad de Bogotá para presidir la oración por la paz. En
agosto y septiembre de 2017 lo hizo de nuevo con motivo de la visita a Colombia
del Papa Francisco.
Se le conoce por el nombre
de la ciudad de Chiquinquirá, donde tuvo lugar la primera de sus
manifestaciones milagrosas, y donde reposa uno de los lienzos considerados como
original.
La historia se remonta al
siglo XVI cuando los frailes dominicos realizaban expediciones de
evangelización en la región del centro del país. Un caballero proveniente de
España, Antonio de Santana, en 1560 obtiene la encomienda de la región para
levantar una casa dotada con diferentes dependencias, apropiada para la
administración de los colonos, los indígenas y esclavos; además debía construir
una capilla para oficios religiosos en Suta.
Posteriormente de España
llega un fraile colaborador en las misiones, fray Andrés Jadraque, que ve la
necesidad de dotar la capilla con un lienzo o cuadro de la Virgen del Rosario,
advocación promulgada por la Orden Dominicana a la que pertenecía el religioso.
De esa manera acuden a un
pintor también español Alonso de Narváez, quien vivía en la ciudad de Tunja, en
Boyacá, cercana a la región, para pedirle que pintara a la Virgen del Rosario.
Todos acuerdan poner al lado de la Virgen a sus santos de devoción, san Antonio
de Padua y san Andrés por ser el primer patrono del encomendero que solicitaba
la imagen y el segundo, del fraile que la había mandado a hacer.
Para el año de 1562 la
pintura hecha de algodón indígena que media 125 cm de ancho por 111 de alto ya
estaba en la capilla y allí permaneció por más de una década hasta
aproximadamente el año 1574. Para entonces la capilla, que tenía techo de paja,
se deteriora a consecuencia de la humedad, al punto que la imagen quedó
prácticamente borrada. La imagen estaba en tan mal estado que fue llevada
dentro de la misma región a la población de Chiquinquirá, donde fue abandonada
en una habitación que muy raras veces fue usada como capilla u oratorio. Se
dice que incluso el lienzo sirvió para secar granos al sol.
La crónica histórica
(elaborada al año siguiente de los acontecimientos) señalan que en el año 1586,
María Ramos, una mujer del lugar, sabiendo que el lienzo había guardado la
imagen de la Virgen María, decide reparar el viejo oratorio y el lienzo
maltratado, otorgándole el mejor lugar de la capilla. Diariamente oraba y pedía
a la Virgen del Rosario que se manifestara, hasta que el 26 de diciembre de
1586 cuando María salía del oratorio, una mujer indígena llamada Isabel junto a
su pequeño hijo, al pasar por el lugar, le gritaron a María: "mire, mire
Señora...". Al dirigir su mirada a la pintura, ésta brillaba con
resplandores y la imagen, que estaba irreconocible, se había restaurado con sus
colores y brillos originales; los agujeros y rasguños de la tela
desaparecieron. Desde entonces empezó la devoción a la advocación conocida como
"Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá".
El santuario fue confiado a
la orden de los Dominicos, quienes construyeron un convento a su lado,
guardando la imagen hasta tiempos presentes.
Tras un fuerte terremoto,
ocurrido en 1785, los frailes deciden construir una nueva basílica en otro
lugar de la población y trasladar allí la imagen de la Virgen. Esto generó
protestas por parte de los vecinos de Chiquinquirá. Pese a todo, la nueva
iglesia se edificó y la imagen fue traslada en torno a 1823.
La devoción popular por esta
imagen se evidencia en múltiples acontecimientos, que van desde las
tradicionales "romerías" o grandes peregrinaciones, pasando por la
música popular, hasta hechos históricos protagonizados por personajes como
virreyes, obispos y políticos, comenzando con el mismo Simón Bolívar, quien no
sólo recibió para su Campaña Libertadora los tesoros y joyas del cuadro, sino
que él mismo fue en varias ocasiones a orar por el éxito de su empresa.
Finalmente, el gobierno de la República de Colombia decidió en 1919, consagrar
el país a la Virgen de Chiquinquirá como su Patrona. El 9 de julio de 1919 el
presidente Marco Fidel Suárez coronó a la Virgen de Chiquinquirá como Reina de
Colombia en una ceremonia realizada en la Plaza de Bolívar de Bogotá en
presencia del Nuncio Apostólico y varios obispos.
Maracaibo
Destino Mariano
Durante muchos años, desde
1676 hasta 1777, el estado Zulia se denominó provincia de Maracaibo, ligada al
Virreinato de Nueva Granada por lazos comerciales y administrativos, por lo que
el culto a la Virgen de Chiquinquirá entró hacia el Occidente de tierras
venezolanas.
Cuenta la historia que una
humilde anciana lavandera llamada María Cárdenas, la cual era habitante de un
barrio humilde de Nueva Zamora de Maracaibo denominado "El
Saladillo", cumplía su faena en las orillas de la laguna de Coquivacoa,
cuando una tablita llegó a sus manos, sin ninguna particularidad que la hiciere
especial, pero al parecer la misma fue recogida por la lavandera dándole la
utilidad de tapa para la tinaja de agua.
Al tiempo a la anciana le
pareció reconocer en la tablita una imagen muy borrosa de carácter religioso y
quizá por reverencia la colocó en una de sus paredes.
El 18 de noviembre de 1709
se encontraba absorta en sus quehaceres, por lo que no prestó atención a una
serie de golpes que se escuchaban en la pared donde colgaba la imagen. Los
golpes se escucharon de nuevo, pero ella no se movió. Sin embargo, a la tercera
vez, se dirigió extrañada al lugar de donde venían los golpes y sorprendida vio
cómo en la tablita se apreciaba claramente la imagen de la Virgen de
Chiquinquirá y salía de ella una luz brillante. La sorpresa de tal fenómeno la
llevó a la calle donde comenzó a gritar: "Milagro, milagro" y con
esto se dio inicio a la gran devoción de los marabinos y zulianos hacia la Madre
de Jesucristo.
La imagen, se presume que
fue lanzada como despojo en aguas del mar, de un saqueo de algún pirata en el
por aquel entonces Virreinato de la Nueva Granada (hoy Colombia) y se desconoce
cuánto tiempo pudo estar flotando en las aguas del mar hasta llegar a la Laguna
de Coquivacoa (hoy Lago de Maracaibo). La mirada de la Virgen en la imagen
viene dada hacia la izquierda, como dando a presumir que sigue su camino a la
entonces Provincia de Venezuela, haciéndose desde entonces la más querida por
el pueblo zuliano.
Luego del portento similar
al ocurrido en el vecino Virreinato se quiso trasladar la Imagen a la Catedral
de Nueva Zamora de Maracaibo. La Virgen era llevada en los hombros del pueblo,
pero la imagen se puso tan pesada que impidió seguir moviéndola.
Finalmente, después de
muchos ruegos al cielo y súplicas, uno de los presentes exclamó: "Tal vez
la Virgen no quiera ir a la Iglesia Matriz y prefiera la de San Juan de
Dios". Entonces la procesión cambió su rumbo hacia la iglesia de la gente
humilde de la ciudad y la imagen recuperó su peso normal. Es por esto que,
desde ese día la querida Chinita, protege desde su templo, hoy consagrado como
Basílica del Rosario de Chiquinquirá y San Juna de Dios, al pueblo zuliano.
Cabe destacar que la imagen de la Virgen De Chiquinquirá en Maracaibo, no es
una copia de la colombiana, ambas son consideradas Originales. donde se supone
que la virgen tuvo la aparición en ambas regiones. En diferentes tiempos o a la
vez.
Que
Bella está la Pintura
El cuadro de la Virgen de
Chiquinquirá está hecho con tela de algodón tejidas por los indígenas del
lugar, mesclado con tierra de colores y zumo de yerbas y flores.
El rostro de la Virgen María
se destaca por su modesta actitud y su inefable sonrisa, sus ojos entrecerrados
la revisten de una hermosura admirable, que mueve al recogimiento; un velo
blanco cubre su cabeza; viste un manto azul celeste, una túnica rosada, un
rosario cuelga de las manos de María y del Niño Jesús, quien en la derecha
sostiene un hilo que pende del pie de un pajarillo.
A la derecha de María, está
San Antonio de Padua, sosteniendo en la mano izquierda, un libro sobre el que
está el Niño Jesús con el mapamundi en sus manos; en la derecha sostiene una
palma. A la izquierda está San Andrés, apóstol, leyendo la Sagrada Escritura,
en la izquierda sostiene la cruz en forma de X, signo de su martirio. María
sostiene en sus brazos al Niño Jesús invitándonos a acogernos a Él, quien puede
remediar todos nuestros males.
Hoy, 18 de noviembre, Día de
la Virgen de Chiquinquirá (La Chinita, China, Chinata o Chinca) pedimos nos
bendigas, protejas, nos tomes de tu mano y nos lleves a tu hijos, que es luz,
vida, verdad y el único camino que nos conduce al Padre. Amén.
FUENTE:
Libro: Virgen de Chiquinquirá, Madre y Reina de los zulianos
Advocaciones marianas de Colombia.
Advocaciones marianas de Venezuela
Religión en el Zulia
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