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sábado, 18 de noviembre de 2017

¡VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ, Madre y Reina de los zulianos!

¡VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ, Madre y Reina de los zulianos!

La Iglesia señala que la Virgen María se ha presentado directamente antes los hombres en diferentes países del mundo con el fin de ejercer su misión de protectora, y que al aparecerse habla a cada pueblo para confirmar el mensaje de salvación de Cristo y resalta algún aspecto de los misterios y creencia de la fe católica.

A estas presencias se le llama advocaciones. La Virgen María es una sola, aunque sus apariciones han sido muchas, llámese Virgen del Rosario, del Carmen, de Coromoto, del valle o Inmaculada Concepción.

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá es una de las advocaciones con que se venera a la Virgen María en el catolicismo. Es la Patrona de Colombia, y ya han transcurrido 308 años desde su aparición en aguas del lago de Maracaibo, por lo que los zulianos la han convertido en su Madre y Reina.

En Colombia, su imagen aparece vívida en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá; a donde acuden miles de peregrinos, no solo el día de su fiesta patronal el 9 de julio, sino todos los domingos, cuando se celebran las misas, seguidas de entusiastas procesiones. El 3 de julio de 1986 el Papa Juan Pablo II visitó el santuario y oró por la paz de Colombia a los pies de la Virgen María. El 9 de julio de 1999 el lienzo visitó la ciudad de Bogotá para presidir la oración por la paz. En agosto y septiembre de 2017 lo hizo de nuevo con motivo de la visita a Colombia del Papa Francisco.

Se le conoce por el nombre de la ciudad de Chiquinquirá, donde tuvo lugar la primera de sus manifestaciones milagrosas, y donde reposa uno de los lienzos considerados como original.

La historia se remonta al siglo XVI cuando los frailes dominicos realizaban expediciones de evangelización en la región del centro del país. Un caballero proveniente de España, Antonio de Santana, en 1560 obtiene la encomienda de la región para levantar una casa dotada con diferentes dependencias, apropiada para la administración de los colonos, los indígenas y esclavos; además debía construir una capilla para oficios religiosos en Suta.

Posteriormente de España llega un fraile colaborador en las misiones, fray Andrés Jadraque, que ve la necesidad de dotar la capilla con un lienzo o cuadro de la Virgen del Rosario, advocación promulgada por la Orden Dominicana a la que pertenecía el religioso.

De esa manera acuden a un pintor también español Alonso de Narváez, quien vivía en la ciudad de Tunja, en Boyacá, cercana a la región, para pedirle que pintara a la Virgen del Rosario. Todos acuerdan poner al lado de la Virgen a sus santos de devoción, san Antonio de Padua y san Andrés por ser el primer patrono del encomendero que solicitaba la imagen y el segundo, del fraile que la había mandado a hacer.

Para el año de 1562 la pintura hecha de algodón indígena que media 125 cm de ancho por 111 de alto ya estaba en la capilla y allí permaneció por más de una década hasta aproximadamente el año 1574. Para entonces la capilla, que tenía techo de paja, se deteriora a consecuencia de la humedad, al punto que la imagen quedó prácticamente borrada. La imagen estaba en tan mal estado que fue llevada dentro de la misma región a la población de Chiquinquirá, donde fue abandonada en una habitación que muy raras veces fue usada como capilla u oratorio. Se dice que incluso el lienzo sirvió para secar granos al sol.

La crónica histórica (elaborada al año siguiente de los acontecimientos) señalan que en el año 1586, María Ramos, una mujer del lugar, sabiendo que el lienzo había guardado la imagen de la Virgen María, decide reparar el viejo oratorio y el lienzo maltratado, otorgándole el mejor lugar de la capilla. Diariamente oraba y pedía a la Virgen del Rosario que se manifestara, hasta que el 26 de diciembre de 1586 cuando María salía del oratorio, una mujer indígena llamada Isabel junto a su pequeño hijo, al pasar por el lugar, le gritaron a María: "mire, mire Señora...". Al dirigir su mirada a la pintura, ésta brillaba con resplandores y la imagen, que estaba irreconocible, se había restaurado con sus colores y brillos originales; los agujeros y rasguños de la tela desaparecieron. Desde entonces empezó la devoción a la advocación conocida como "Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá".

El santuario fue confiado a la orden de los Dominicos, quienes construyeron un convento a su lado, guardando la imagen hasta tiempos presentes.

Tras un fuerte terremoto, ocurrido en 1785, los frailes deciden construir una nueva basílica en otro lugar de la población y trasladar allí la imagen de la Virgen. Esto generó protestas por parte de los vecinos de Chiquinquirá. Pese a todo, la nueva iglesia se edificó y la imagen fue traslada en torno a 1823.

La devoción popular por esta imagen se evidencia en múltiples acontecimientos, que van desde las tradicionales "romerías" o grandes peregrinaciones, pasando por la música popular, hasta hechos históricos protagonizados por personajes como virreyes, obispos y políticos, comenzando con el mismo Simón Bolívar, quien no sólo recibió para su Campaña Libertadora los tesoros y joyas del cuadro, sino que él mismo fue en varias ocasiones a orar por el éxito de su empresa. Finalmente, el gobierno de la República de Colombia decidió en 1919, consagrar el país a la Virgen de Chiquinquirá como su Patrona. El 9 de julio de 1919 el presidente Marco Fidel Suárez coronó a la Virgen de Chiquinquirá como Reina de Colombia en una ceremonia realizada en la Plaza de Bolívar de Bogotá en presencia del Nuncio Apostólico y varios obispos.

Maracaibo Destino Mariano

Durante muchos años, desde 1676 hasta 1777, el estado Zulia se denominó provincia de Maracaibo, ligada al Virreinato de Nueva Granada por lazos comerciales y administrativos, por lo que el culto a la Virgen de Chiquinquirá entró hacia el Occidente de tierras venezolanas.

Cuenta la historia que una humilde anciana lavandera llamada María Cárdenas, la cual era habitante de un barrio humilde de Nueva Zamora de Maracaibo denominado "El Saladillo", cumplía su faena en las orillas de la laguna de Coquivacoa, cuando una tablita llegó a sus manos, sin ninguna particularidad que la hiciere especial, pero al parecer la misma fue recogida por la lavandera dándole la utilidad de tapa para la tinaja de agua.

Al tiempo a la anciana le pareció reconocer en la tablita una imagen muy borrosa de carácter religioso y quizá por reverencia la colocó en una de sus paredes.

El 18 de noviembre de 1709 se encontraba absorta en sus quehaceres, por lo que no prestó atención a una serie de golpes que se escuchaban en la pared donde colgaba la imagen. Los golpes se escucharon de nuevo, pero ella no se movió. Sin embargo, a la tercera vez, se dirigió extrañada al lugar de donde venían los golpes y sorprendida vio cómo en la tablita se apreciaba claramente la imagen de la Virgen de Chiquinquirá y salía de ella una luz brillante. La sorpresa de tal fenómeno la llevó a la calle donde comenzó a gritar: "Milagro, milagro" y con esto se dio inicio a la gran devoción de los marabinos y zulianos hacia la Madre de Jesucristo.

La imagen, se presume que fue lanzada como despojo en aguas del mar, de un saqueo de algún pirata en el por aquel entonces Virreinato de la Nueva Granada (hoy Colombia) y se desconoce cuánto tiempo pudo estar flotando en las aguas del mar hasta llegar a la Laguna de Coquivacoa (hoy Lago de Maracaibo). La mirada de la Virgen en la imagen viene dada hacia la izquierda, como dando a presumir que sigue su camino a la entonces Provincia de Venezuela, haciéndose desde entonces la más querida por el pueblo zuliano.

Luego del portento similar al ocurrido en el vecino Virreinato se quiso trasladar la Imagen a la Catedral de Nueva Zamora de Maracaibo. La Virgen era llevada en los hombros del pueblo, pero la imagen se puso tan pesada que impidió seguir moviéndola.

Finalmente, después de muchos ruegos al cielo y súplicas, uno de los presentes exclamó: "Tal vez la Virgen no quiera ir a la Iglesia Matriz y prefiera la de San Juan de Dios". Entonces la procesión cambió su rumbo hacia la iglesia de la gente humilde de la ciudad y la imagen recuperó su peso normal. Es por esto que, desde ese día la querida Chinita, protege desde su templo, hoy consagrado como Basílica del Rosario de Chiquinquirá y San Juna de Dios, al pueblo zuliano. Cabe destacar que la imagen de la Virgen De Chiquinquirá en Maracaibo, no es una copia de la colombiana, ambas son consideradas Originales. donde se supone que la virgen tuvo la aparición en ambas regiones. En diferentes tiempos o a la vez.

Que Bella está la Pintura
El cuadro de la Virgen de Chiquinquirá está hecho con tela de algodón tejidas por los indígenas del lugar, mesclado con tierra de colores y zumo de yerbas y flores.

El rostro de la Virgen María se destaca por su modesta actitud y su inefable sonrisa, sus ojos entrecerrados la revisten de una hermosura admirable, que mueve al recogimiento; un velo blanco cubre su cabeza; viste un manto azul celeste, una túnica rosada, un rosario cuelga de las manos de María y del Niño Jesús, quien en la derecha sostiene un hilo que pende del pie de un pajarillo.

A la derecha de María, está San Antonio de Padua, sosteniendo en la mano izquierda, un libro sobre el que está el Niño Jesús con el mapamundi en sus manos; en la derecha sostiene una palma. A la izquierda está San Andrés, apóstol, leyendo la Sagrada Escritura, en la izquierda sostiene la cruz en forma de X, signo de su martirio. María sostiene en sus brazos al Niño Jesús invitándonos a acogernos a Él, quien puede remediar todos nuestros males.

Hoy, 18 de noviembre, Día de la Virgen de Chiquinquirá (La Chinita, China, Chinata o Chinca) pedimos nos bendigas, protejas, nos tomes de tu mano y nos lleves a tu hijos, que es luz, vida, verdad y el único camino que nos conduce al Padre. Amén.


FUENTE:
Libro: Virgen de Chiquinquirá, Madre y Reina de los zulianos
Advocaciones marianas de Colombia.
Advocaciones marianas de Venezuela
Religión en el Zulia



lunes, 25 de septiembre de 2017

DESDE EL HISTÓRICO TRONO. ¡La Virgen del Rosario de Chiquinquirá está presente en el corazón de los zulianos y de quienes la visitan!

DESDE EL HISTÓRICO TRONO. ¡La Virgen del Rosario de Chiquinquirá está presente en el corazón de los zulianos y de quienes la visitan!

Cada 18 de noviembre, zulianos y visitantes de otras tierras colman la Basílica, sus alrededores y el monumento a la Virgen, porque ellos como devotos son conducidos por la fe al reino de la patrona. Es el mismo reino que el pueblo de la Chiquinquirá se negó abandonar a pesar de la demolición de El Saladillo, espacio donde la Virgen tuvo su primera advocación zuliana, en 1709.

Después de que las máquinas hicieron su trabajo, se creyó que había llegado el fin de El Saladillo, uno de los nervios vitales de Maracaibo. El antiguo e histórico barrio se había hecho un lugar y un destino en la ciudad, tanto, que el resumía una autentica manera de ser, esa que viene del pasado y habla desde la espontaneidad. Pero la demolición de la barriada en los  años setenta del siglo XX dejaba una pena en el alma de quienes vieron su vida entre las piedras y los balaustres que los pesados bulldozers (tractores con oruga) retiraban lenta y sistemáticamente. Se había derrumbado una vida, pensaban.

Siglos atrás, a pocas cuadras donde Inés Mancebo de Zuloaga tenía su hogar, hoy renombrada como Casa de Morales o de la capitulación, El Saladillo comenzaba a mostrar los vestigios de la herencia hispánica y se vanagloriaba de la extroversión  y vivacidad de su espíritu, marca detectadas en los colores de las casas y en la manera en que éstas  se prolongaban hasta las calles. La vía pública era el espacio común del barrio, el sitio del encuentro para contar y referir la crónica diaria.

Y fue este el ámbito que seleccionó la Virgen de Chiquinquirá. Desde entonces fue la Reina acogida por un pueblo de trabajadores cuyo mayor tributo a la Patrona fue bautizarla como Chinita y hablarle de vos, palabra y expresión que van en la sangre y se utiliza para dirigirse al coterráneo, al vecino de creencia y de puerta. Entonces la Chinita se hizo carne en la carne, razón de la identidad y voz del voseo. Convertida en principio y fin, autoridad vitalicia de la vida de El Saladillo, instalada su morada en el núcleo fundamental de Maracaibo, la Chinita conquistó otros espacios territoriales y espirituales y se hizo rectora del Zulia, conductora en la cotidianidad y guía en la ruta.

Hoy sabemos que no ha conocido límites la pasión del zuliano para agradecer la tenacidad a la Patrona, quien desde la Basílica armó su lucha para que su terruño saladillero, vuelto ya leyenda, vuelto ya nostalgia, siguiera siendo la evidencia más clara y transparente del poder de las raíces históricas para determinar la conciencia.

Fue cierto que la historia ejerció su tarea: el saladillero nunca abandonó la Basílica. Y desde todos los rincones del estado, el zuliano se acerca al templo para dejar constancia de su fe, a pedirle a su Virgen y a homenajearla, a constatar que ellos son como la Chinita y que Ella, Reina morena porque se hizo una con su pueblo, es la identidad que define, que dibuja un rostro y que articula un sentimiento.

No pudieron los bulldozers: la tradición no murió y la huella se hizo indeleble, porque pueblo y patrona han trabajado arduamente y han mantenido su lugar. La visita diaria de los devotos a la Basílica y sus alrededores es la prueba de que la fe mueve montañas y de que la Virgen ha permanecido firme en la tierra que conquistó hace casi 308 años.

¿Quién es Ella?

En 1967 el diario La Columna de Maracaibo publicó el “Concilio Ecuménico Vaticano II”, escrito por el papa Paulo VI. Según este documento oficial de la iglesia, el nombre María en los idiomas egipcio y siriaco se traduce como “señora  amada” o “la muy amada”, mientras que en hebreo significa “estrella de mar”, “esperanza” e “iluminada”. Otros textos eclesiásticos señalan que “Cristo es Dios, María es la Madre de Cristo, luego María es Madre de Dios y, por tanto, de los hombres, Madre de los cristianos y de la iglesia, que es el gran cuerpo que los integra. María es la nueva Eva, mas si la primera Eva, criatura y madre original de los seres humanos, participó junto con Adán en el pecado original de la desobediencia, esta nueva Eva, María, nos indica, a través de su hijo Jesús, el reencuentro de salvación con Dios” (DE ECHEVERRÍA 1966).

Este papel de María es señalado por las escrituras sagradas de la siguiente manera: al visitar a su parienta Isabel, ésta al verla exclamó ”¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno!” (LUCAS I: 42). Y María responde anunciando lo que sería su presencia en el mundo futuro de los hombres y de la Iglesia: “Glorifica mi alma al Señor y mi espíritu se goza en Dios mi Salvador, porque ha mirado la pequeñez de su esclava…, y he aquí que desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones; porque en mí obró grandezas el Poderoso…” (LUCAS I: 46, 47, 48, 49).

“María es Madre antes que todo, y no hay lazo más intimo y dulce que éste: ningún amor es tan fuerte y desinteresando como el amor entre madre e hijo, ya que la madre es matriz, sustento, receptora, es comprensión y perdón, la madre es la que sabe lo que aqueja al hijo y sabe también la forma en que pueda aliviarlo. Madre de Dios y de los hombres, Ella es la gran intermediaria entre el creador y nosotros y por ello es llamada auxilio de los cristianos y refugio de los afligidos, puente hacia la salvación, pues quien nos dio a su Madre al pie de la cruz, ¿cómo podemos negarnos algo que en nombre de nuestra Madre común le pedimos?” (presbítero Eleuterio Cuevas)

El 18 de noviembre de 1709 un gran milagro conmovió la tranquila y pequeña ciudad de Maracaibo. La casa de María Cárdenas, marcada con el número 5 de la futura calle el Milagro, fue el lugar sagrado para este gran acontecimiento: la pieza de madera que una mujer sencilla recogió a orillas del lago de Maracaibo y llevó a su casa, se iluminó y apareció en ella la imagen de una virgen con rasgos indígenas.

Han transcurrido más de tres siglos de esa aparición, y el palpitar del pueblo zuliano por su Virgen amada sigue vigente. Cada día cientos de feligreses acuden a la Basílica a contarle sus problemas y logros, solicitarle favores y agradecerle los bienes recibidos. Tan propia la sienten que la llaman Chinita.


FUENTE:
Libro: Virgen de Chiquinquirá, Madre y Reina de los zulianos.
Publicación: Banco Occidental de Descuento.
Animación: J & Eme Editores, S.A.
Marzo de 2005.
Maracaibo. Estado Zulia. Venezuela.